
Déjame preparar la escena. Estamos en Punta Islita, y casi todo el equipo está reunido en el Mirador de Lapa (el Centro de Visitantes y Educación del centro de cría). Sam, Pamela y Mario acaban de terminar una presentación sobre el taller de planificación estratégica de tres días que nos juntó este mes. Este taller originalmente estaba pensado para el equipo de liderazgo y los gerentes de MRN, pero se decidió que sería aún más valioso incluir a todo el equipo, ¡y por eso estamos aquí!
Sam organizó lo que él llama un ejercicio de “speed dating”, con cada líder de programa en su propio rincón del Mirador, para hablar sobre las estrategias que diseñamos para sus respectivos programas (hábitat, aves, personas). A cada persona se le dieron 5 minutos con cada líder de programa para hacer preguntas, discutir y compartir ideas para el plan estratégico. Por supuesto, no dividimos al equipo en grupos uniformes que fueran juntos a cada líder; eso sería demasiado simple y definitivamente no es el estilo de MRN. En cambio, al final de cada sesión de 5 minutos, Sam gritaba “¡MUÉVANSE!”, y el equipo se dispersaba, corriendo hacia su siguiente líder antes de que el reloj comenzara de nuevo. Fue en este ambiente caótico donde elegí entrevistar a Sam sobre sus 10 años en Costa Rica.
El objetivo de esta entrevista era presentarte al Dr. Sam Williams, el Director Ejecutivo de nuestra organización. Después de todo, es la cara de nuestra institución, y para mí, así como para muchas de mis colegas, es una de las principales razones por las que estamos aquí. Es carismático, divertido, un poco atrevido y está profundamente comprometido con nuestra causa, utilizando estas cualidades para mantenernos motivados. Sin embargo, a medida que la entrevista pasó de preguntas como “¿Cuál es tu especie de loro favorita?” a “¿De qué estás más orgulloso en estos últimos 10 años aquí?”, quedó claro que no solo él nos motiva a nosotros, sino que nosotros también lo motivamos a él. Sam no se ve a sí mismo como el hombre en la cima de la pirámide de MRN, sino como un integrante más del equipo, orgulloso de ser parte de este colectivo de amantes de la naturaleza que busca tener un impacto positivo en nuestro planeta.
Sam llegó a Costa Rica en enero de 2015, hace casi 10 años. Era su primera vez en el país, y, como era de esperarse, fueron los loros los que lo trajeron aquí. Más específicamente, una organización dedicada a trabajar con loros llamada Proyecto Ara. “Vine a conocer el proyecto, y fui lo suficientemente ingenuo como para quedarme”, comentó riendo. Sam y su cómplice Sarah pronto se unieron al Proyecto Ara, con él como Director Ejecutivo, y comenzaron a trabajar para restaurar las poblaciones de lapas rojas y verdes. La organización era pequeña; se estaban llevando a cabo liberaciones, pero no había reproducción en cautiverio, y la visión general para la conservación de loros era a una escala limitada. Con la llegada de Sam, rápidamente evolucionó y se expandió. Sam menciona que la mayoría de este crecimiento se realizó más o menos de manera intuitiva, sin un plan a largo plazo escrito. Afortunadamente, en un proyecto tan pequeño, esa intuición era justo lo que se necesitaba para poner todo en marcha. Luego, el impulso tomó una nueva dirección, una con una visión más grande de conservación e impacto.
“¡30 segundos!”, grita Sam mientras espero que nos cuente sobre el establecimiento de MRN. Todas las conversaciones a nuestro alrededor se vuelven más ruidosas, mientras todos intentan expresar su punto lo más rápido posible.
Macaw Recovery Network fue cofundada a finales de 2018 por Sam y Sarah, con un enfoque más holístico hacia la conservación de los loros. “Por supuesto, trabajamos con las aves, pero también con su hábitat para asegurarnos de que tengan lugares donde vivir, y con las comunidades para proteger su futuro”. “Tenemos un enfoque más amplio y holístico que creemos tendrá el mayor impacto posible”, dijo Sam sobre la visión de MRN. Aunque MRN comenzó con una visión ambiciosa, el tamaño de la organización era aún muy pequeño, por lo que en sus primeros días se guio principalmente por la intuición. Sin embargo, ahora la organización ha madurado. Contamos con profesionales increíbles en puestos de liderazgo, quienes han crecido junto con la organización. “Ahora estamos aprovechando la experiencia de cada uno y reuniendo nuestro conocimiento colectivo para establecer las estrategias para los próximos 10 años.” El taller de planificación estratégica se realizó a través de Conservation Standards, un método ampliamente reconocido que se considera una de las mejores prácticas en conservación. Organizaciones consolidadas como la World Wildlife Foundation y la International Crane Foundation también siguen los Conservation Standards. Este ejercicio nos ha obligado a examinar detenidamente nuestro trabajo y justificar las estrategias que hemos adoptado. Un momento gratificante para Sam y para nuestro equipo fue darnos cuenta de que ya estamos haciendo muchas de las cosas que necesitamos para tener impacto, así que ahora podemos seguir adelante con la seguridad de que siempre hemos estado en el camino correcto.
“¡Se acabó el tiempo! ¡MUÉVANSE!”, grita Sam, y el equipo se dispersa rápidamente para llegar a su próximo líder de programa. Luego, vuelve su atención hacia mí con una gran sonrisa en su rostro. Este caos es lo que le apasiona.
No pude evitar preguntar, ¿por qué las guacamayas? Sam dice que son una excelente especie bandera. Ha sido un entusiasta de los loros toda su vida; sus padres le permitieron criar loros cuando era niño, incluso llegaron a dejarlo convertir su jardín en un aviario. “Tu primera fijación”, bromeo con él; asiente y se ríe. Pero fue en Brasil, en 2002, cuando vio por primera vez a las guacamayas en su hábitat natural y se sorprendió por lo hermosas e icónicas que son. Son aves imposibles de pasar por alto, y eso las convierte en representantes poderosos de sus hábitats. Es fácil amarlas y querer salvarlas, y salvarlas significa que necesitamos salvar sus hábitats. Esto beneficia toda la biodiversidad que coexiste con ellas, y de esta manera también contribuimos a frenar el cambio climático.
“Hablando de salvar hábitats, la Reserva de Bosque Lluvioso de Sarapiquí acaba de duplicar su tamaño”, digo. Sam asiente, y puedo ver que esto significa mucho para él. “Establecer la Reserva es un gran paso para MRN porque es una tarea enorme asegurar un bosque lluvioso y hacerlo con la intención de protegerlo de manera perpetua”, dice. “La última vez que estuve en la Reserva, hace solo unas semanas, vi una familia de monos araña… y sabes, no son loros, así que no me molesta tanto”, ese es el humor que nos mantiene alerta. “Pero realmente me di cuenta de que ahora tenemos esta Reserva, así que ahora estos animales, estos individuos, están a salvo. Tienen un futuro seguro porque están en una reserva. Y por supuesto, es cada animal que está allí, y cada árbol. Les estamos dando seguridad, lo que se siente increíble, y yo estaba llorando a moco tendido”. Se ríe de esto, pero lo que dice refleja lo que muchos de mis colegas sienten acerca de esta Reserva. Todavía estamos asombrados por la oportunidad de proteger este bosque.
“Espera, necesito mover a todos,” dice antes de levantarse y dispersar al equipo nuevamente.
Cuando se vuelve a sentar y reinicia el temporizador para otros 5 minutos, le pregunto qué es lo que más le enorgullece de los últimos 10 años. No duda en decir que no es una sola cosa de la que se siente orgulloso, sino una acumulación de cosas que han surgido gracias a las personas que lo rodean. “Una gran parte de lo que me enorgullece ha venido del equipo. Y cuando digo ‘equipo’ me refiero a los voluntarios, al personal, a la junta directiva, a los donantes… y esto me hace muy feliz porque realmente me encantan los loros. Pero mi trabajo ha evolucionado hasta convertirse en algo centrado en las personas”, dice.
El equipo también es lo primero que le viene a la mente cuando le pregunto sobre su recuerdo favorito de su tiempo en Costa Rica. Momentos como este, cuando todo el equipo está reunido, trabajando increíblemente duro por la conservación. Todos contribuyendo de manera única. Comparto el sentimiento, al igual que mis colegas. Es un placer trabajar con un equipo tan grandioso, pero un gran equipo a menudo proviene de un gran líder. Así que procedo a preguntarle sobre su estilo de liderazgo. Su respuesta me conmueve, porque una vez más, no se trata de él en absoluto. “Creo que una de las cosas de las que estoy muy orgulloso, con el equipo y por el equipo, es la cultura que tenemos en esta organización. Miramos los valores de MRN, que incluyen aspirar a ser excelentes y tener integridad, y lo tomamos en serio.”
Nuestros valores también incluyen la comunicación, el trabajo en equipo y el liderazgo. A través de todos estos valores, nos animamos mutuamente no solo a ser excelentes profesionalmente, sino también a ser las mejores versiones de nosotras mismas como personas. Mantenemos conversaciones honestas que van más allá de nuestra agenda laboral, y yo misma he encontrado un apoyo increíble a través de esta cultura. Así que asiento con la cabeza y digo: “También nos cuidamos entre nosotras.”
“Sí, el apoyo durante esta última semana, al reunir a todos nuevamente y ver que no somos solo colegas. Hay un vínculo increíble entre todos, y eso es tan especial. Y todos compartimos el deseo de tener un gran impacto”, dice él.
Carey Wentz
Gerente de Comunicaciones
¡Estamos celebrando estos 10 años plantando 10,000 árboles! Haz clic aquí para ser parte de la diversión y restaurar el hábitat vital de la Guacamaya Verde en Costa Rica.
La celebración será transmitida en vivo el 29 de noviembre ¡reserva la fecha aquí!